La inspiración no se espera, se busca. Bah, ni siquiera se busca; es más una excusa para no hacer que una razón para hacer desde la nada.
En tercer año, para Lengua y Literatura, había estudiado el Decálogo del Perfecto Cuentista, de Horacio Quiroga, el cual claramente no recuerdo. Sólo recuerdo una de las máximas, que decía algo así como que nunca hay que escribir bajo el imperio de la emoción, sino que hay que evocarla luego. Si se logra hacer ésto, ya se está a mitad de camino.
El verdadero arte está ahí, porque éso es en realidad crear algo partiendo de nada.
No es que esté en contra de la inspiración, ni mucho menos. Bienvenida sea, cuando quiera venir. Pero mientras tanto, tengo un guión que reescribir y presentar mañana, y si sigo acá, esperando, sabemos cuál va a ser el resultado.
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