martes, 1 de marzo de 2011

A hard day's night

Hay noches en las que dormir me da miedo. Pasan las horas, lentas, pasa la gente, paso de hacer una cosa, a otra, a otra, a otra, con tal de cansarme. De cansarme lo suficiente como para caer dormido en el mismo instante en el que me apoye en la cama. Porque en realidad, dormir no es lo que me da miedo. Ir a dormir, sí.
Porque hay noches en las que sé que en el instante en el que que me apoye en la cama, no voy a caer dormido. No, no voy a poder dormir, porque en lugar de eso, voy a estar pensando. Y de noche, entre la oscuridad, entre el silencio, y entre la calma, es cuando aquellos pensamientos que incansablemente intentamos alejar durante el día, disfrutan de hacerse ver, de hacerse escuchar a gritos, y de agitarnos.

2 comentarios:

  1. Siempre podés imaginar que te abrazás a vos mismo dado que no estás solo sino que somos seres duales, cuerpo y alma, no hablo de algo religioso sino que tal cosa existe, pensá a la par que te tenés a vos mismo y siempre abrazar a la almohada es una cosa que ayuda a calmar a los corazones turbados.

    Si te querés reir, pienso en diagonales (calles en diagonales, no, no miento) para dormir, me calma, algunos cuentan ovejas, yo estoy desquiciado jaja.

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  2. Entiendo, me pasa algo parecido. Muchas veces no quiero acostarme porque se que si me duermo voy a soñar y mis sueños son dolorosos, dolorosos por felices realizaciones de cosas irrealizables y también pesadillas como las de todo el mundo. Sin embargo creo que todo es para bien, incluso esos pensamientos que querés evitar, ese encuentro que en realidad es extremadamente útil y mágico que es consultar las cosas con la almohada es necesario. Porque si no nos detenemos a reflexionar nunca vamos a poder desenredar lo que nos aflige y seguir adelante.


    Y de yapa descubro lo de las diagonales ! -sin palabras- jaja

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