miércoles, 4 de noviembre de 2009

Insomnio

Eran las tres de la madrugada y seguía sin poder dormir. Daba vueltas en la cama, se levantaba, se volvía a acostar, se tapaba, se destapaba, volvía a dar vueltas y volvía a levantarse. Sentado de espalda a la ventana, escuchaba la lluvia cayendo salvajemente, golpeando con furia cualquier cosa que encontrara en su camino. Ése sonido usualmente lo calmaba, pero ahora no era más que una melodía de fondo, que servía para ambientar sus pensamientos, pero que no tenía relevancia alguna por sí misma. No, ahora no tenía tiempo - ni ganas - de escuchar la lluvia. En realidad, no podía. Estaba demasiado abstraído en sí mismo.
Por las noches, miles de ideas e ilusiones solían juntársele en la cabeza: se saludaban, bailaban, chocaban, reían, lloraban, desaparecían. Eran historias escritas en modo subjuntivo, siempre contando qué habría pasado si hubiera elegido un camino distinto al que eligió. Aunque algunas veces solía colarse una fantasía puramente surreal, carente de un punto de contacto con la realidad. Éstas eran las que más le gustaba soñar, pero no era el caso por el que no podía dormir ese día.
Esa noche no estaba soñando despierto; ninguna atrapante historia de ficción era la que lo hacía querer seguir en vela hasta imaginarle un final. Esa noche, hechos reales con consecuencias que atormentaban su conciencia volvían una vez más para darle a su cabeza horas extra de trabajo. Y, como siempre, sabían salirse con la suya.
[...]

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. [...]Hice esta canción para acercarme a tí. Para que al escucharla comprendas, que al pensarte siento en mí, mucho amor y mucha pena.

    ResponderEliminar