domingo, 22 de noviembre de 2009

Me niego rotundamente a dejar de creer en las hadas. Yo no voy a matar a ninguna.
Aunque el mundo entero me decepcione, aunque yo mismo me decepcione, me desconozca, me traicione y me pierda; aunque yo no sea solo yo, y haya adentro mío un antagonista que rechaza todos mis ideales, yo no pienso dejar de creer en las hadas.
No voy a ser un iluso, no voy a vivir de una utopía. No voy a sufrir por cosas que no existan. Pero nunca yo voy a matar a un hada.

Tout ça m'est bien egal

(Encontré algo en el flickr, del 26 de Febrero, que me hizo notar que después de nueve meses vuelvo a caer en esa impresión, que fue de las primeras. Quizás sea más intuitivo de lo que creo, o quizás nada más es una coincidencia)


[...] Si Dios también castiga y Lucifer no es más que un ángel caído; y yo tengo la virtud de la empatía y vos la de la astucia, que a veces aprovechás de una forma que dejaría mucho que pensar.



(De cualquier forma, nada más posteo porque me pareció curioso encontrar eso ahora)

jueves, 19 de noviembre de 2009

1976, en una cárcel del Uruguay: Pájaros prohibidos

Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.
Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.
Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didaskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:
- ¿Son naranjas? ¿Qué frutas son?
La niña lo hace callar:
- Ssshhhh.
Y en secreto le explica:
- Bobo. ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.




Eduardo Galeano

martes, 17 de noviembre de 2009

- Shhh!



[...]



Todas las cosas que me guardo siempre encuentran por donde escapar. Siempre.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Another gay movie

Ellos viven sus vidas de plástico, orgullosos de ser quiénes son y de ser cómo son; de ser lo que son se dicen orgullosos. Se saludan entre todos, sonríen, intercambian palabras de amabilidad y cumplidos, miradas, también intercambian palabras envenenadas sobre otros que son como ellos, y a los cuales también saludan amablemente y llenan de elogios cuando los ven. Se visten bien. Dicen por ahí que tienen el mejor sentido de la moda. Salen, bailan (y mejor que ningunos otros), toman, se divierten, se drogan, se olvidan, se besan, se tocan, se ríen, se pierden por la noche y se vuelven a encontrar a la mañana. Si tuvieron suerte, se encuentran en una casa ajena, o departamento, u hotel alojamiento. Quizás fueron muy suertudos y el lugar queda en Palermo, o en Puerto Madero, o en alguna otra linda zona donde más gente de plástico hace las mismas cosas de sus vidas de plástico que hacen ellos. Dicen estar orgullosos, con su modo de caminar que los delata y sus remeras ajustadas. Ajustadas para marcar ese cuerpo comprado al por mayor que lleva bajo sus cabezas la mayoría, y que quienes no lo llevan darían todo por tener. Es que en su sociedad de plático, si no sos igual, no te miran. O peor, te miran solo para crucificarte, para envenenarte, o apuñalarte. Si no sos tan de plástico como ellos son, te derriten.
Son algo irónicos, sin embargo, porque si tenés la suerte de ser de plástico como ellos, pero de un plástico de mejor calidad, también te derriten. Te defenestran, te odian, te maldicen y te dicen todo el tiempo entre ellos. Dicen de tu vida, de tus malas costumbres, de tu ligereza, que sos un drogadicto, un promiscuo, un fácil, una puta, una loca, y demases palabras de su jerga, que mejora día a día añadiendo más palabras importadas y dejando de lado cualquier cosa que sea lo suficientemente autóctona como para avergonzarse.
¿Quién los entiende? Para encajar perfectamente en su sociedad, hay que ser exactamente como cualquiera de ellos. Usar su ropa, llevar su corte de pelo, tener su cuerpo de modelo, hablar su lengua, entender sus códigos, y, si podés, hacer las cosas más interesantes con algún trastorno de la alimentación, una depresión crónica, o alguna otra enfermedad mental para elegir de entre una variedad que no se encuentra ni en La Salada. ("¿La Salada? ¿Qué es eso?" se preguntará la mayoría. Los otros simplemente pensarán "Oh my God! No piso ese lugar ni aunque me paguen").
Y se dicen orgullosos, se dicen que luchan por sus derechos. Sabe siquiera una minoría de qué derechos se habla. Y no quieren ser discriminados. Se sienten mal cuando los discriminan. "Me discriminaron por puto" dicen. Y después, el viernes a la noche cuando están con sus amigos bailando, dicen "Ay, mirá a esa pasiva!" o "Mirá a ese que mal vestido que está" o "Ay ese es un viejo verde" o "Ni en pedo lo toco, ¿cuánto tiene, 15 años?". Pero no, ellos no discriminan, ellos son sólo las víctimas.
¿Para qué marchan por sus derechos? Si ellos son de plástico. ¿Piensan en matrimonio? Si no piensan siquiera en serle fiel a un novio. Además, no se olviden de que no envejecen. No se preocupen por los derechos, ni por la vida, ni por cómo son en realidad (¿son lo que creen que son?), ni por nada. Total el interior no importa, porque ellos son de plástico, plástico con una larga vida útil asegurada.




Nota: ¡Hay que tener cuidado! Es fácil dejarse absorver y ser uno más de ellos.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Insomnio

Eran las tres de la madrugada y seguía sin poder dormir. Daba vueltas en la cama, se levantaba, se volvía a acostar, se tapaba, se destapaba, volvía a dar vueltas y volvía a levantarse. Sentado de espalda a la ventana, escuchaba la lluvia cayendo salvajemente, golpeando con furia cualquier cosa que encontrara en su camino. Ése sonido usualmente lo calmaba, pero ahora no era más que una melodía de fondo, que servía para ambientar sus pensamientos, pero que no tenía relevancia alguna por sí misma. No, ahora no tenía tiempo - ni ganas - de escuchar la lluvia. En realidad, no podía. Estaba demasiado abstraído en sí mismo.
Por las noches, miles de ideas e ilusiones solían juntársele en la cabeza: se saludaban, bailaban, chocaban, reían, lloraban, desaparecían. Eran historias escritas en modo subjuntivo, siempre contando qué habría pasado si hubiera elegido un camino distinto al que eligió. Aunque algunas veces solía colarse una fantasía puramente surreal, carente de un punto de contacto con la realidad. Éstas eran las que más le gustaba soñar, pero no era el caso por el que no podía dormir ese día.
Esa noche no estaba soñando despierto; ninguna atrapante historia de ficción era la que lo hacía querer seguir en vela hasta imaginarle un final. Esa noche, hechos reales con consecuencias que atormentaban su conciencia volvían una vez más para darle a su cabeza horas extra de trabajo. Y, como siempre, sabían salirse con la suya.
[...]

domingo, 1 de noviembre de 2009

Casualidad

Busco más qué decir.
Algo nuevo de mí.
Algunas frases que conformen una historia
que se grabe en tu memoria
como te grabaste tú en mí.
Tu presencia, ya ves,
condiciona mi actuar.
Acelerando mis latidos y mis pasos,
reprimiendo los abrazos
que otras veces yo te di a ti
.

Preferiría ser un poco más
poco más duro para soportar
tener que verte así como si nada.
Después de haberte dicho
que ya te he olvidado,
que eres parte de un pasado
al cual no quiero recurrir
nunca más.

Se que no lo creés
o tal vez no has podido verlo.
Pero también he sufrido mucho al dejarte.
Me he sentido miserable.
pero sé que fue mejor así.

Nada tuvo que ver
el haber conocido a alguien.
Porque tu luz en mi ya no se reflejaba,
y en tus ojos no encontraba
lo que a mí me enamoró de ti.

Preferiría ser un poco más
poco más duro para soportar
tener que verte así como si nada
.
Después de haberte dicho
que ya te he olvidado,
que eres parte de un pasado
al cual no quiero recurrir
nunca más.
Sin embargo
te veo y me provocás
ganas de escaparme ahora contigo
y estar juntos una vez más.
Llevame esta noche como antes
olvidémonos por hoy
de lo que ayer nos separó.

Puedes ver que lo que estás pidiendo
es exacta la cosa que yo quiero hacer.
Puede ser que este encuentro casual
nos lleve a dormir juntos por última vez.

El reloj se detiene
cuando tus palabras me alcanzan
entonces mis pies se levantan
no me cuido y me ilusionaré otra vez...