miércoles, 21 de abril de 2010

¿Nunca te pasó que necesitaste un abrazo? Pero que lo necesitaste en serio eh... Y sin embargo, ¿no te pasó también que no lo querías? Porque sabés que a todo aquel que sea tan considerado como para abrazarte, vas a terminar clavándole tus garras.
Es inevitable, indefectible, siempre fue así, ¿siempre lo será?: La soledad es causa y consecuencia. Tu causa, y tu consecuencia.